jueves, 30 de enero de 2014

2 de febrero: Manifestación en Valladolid NO A LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA POBREZA


Por el empleo digno. Contra los recortes. Por la renta básica.

No a la institucionalización de la pobreza.

Hoy, una vez más, nos vemos obligados a salir a la calle. Las razones, siendo muchas y las mismas que en anteriores ocasiones, se han visto aumentadas por otras y las ya existentes están dando los frutos negativos que ya pronosticábamos con su implantación.

El empleo, argumento principal del decretazo de Julio 2012, no sólo no ha crecido sino que tenemos cientos de miles menos de cotizantes y aquellos que tienen la “suerte” de acceder a un puesto de trabajo lo hacen, en su mayoría, en unas condiciones indignantes impropias de los tiempos en que vivimos y adaptadas a las normas que el famoso decretazo institucionalizó. La explotación y la esclavitud entran en Europa por el Sur y se legalizan por gobiernos títeres de los intereses de la troika, mercados, multinacionales y grupos de inversión que no sólo no valoran el factor humano sino que hacen de éste el elemento principal para enriquecerse sin tener en cuenta la masacre que están realizando.

Pedimos la retirada de un decreto que ha fracasado, hoy nos están diciendo lo contrario, mientras los 12 millones de personas en la pobreza y otros tantos en el umbral de la misma que viven en este país así lo acreditan. El acceder al trabajo en las condiciones que nos marcan supone seguir en una miseria que rechazamos de forma absoluta.

Rechazamos una recuperación económica que se basa en que los ricos son más ricos y los pobres son cada vez más y más pobres. ¿Que criterios de justicia pueden avalar una política económica que da estos resultados? El crecimiento de la deuda pública es fiel reflejo también del fracaso.

La política neoliberal está siendo un desastre para las capas sociales más bajas y en especial para los afectados por el drama del paro. El gobierno, responsable en gran parte del paro por las medidas favorecedoras del despido, no sólo no acude en ayuda de los que hemos sufrido semejante atropello sino que nos vuelve a agredir con unos recortes en las prestaciones y cotizaciones que colocan al colectivo en la exclusión social y hacen de estos futuros pensionistas unos aspirantes a la vida en la miseria.

El acceso a la educación, a la sanidad, a una vivienda, cada vez se hace más difícil teniendo que elegir a veces entre ir al medico o comprar el pan, renunciando a la posibilidad de que nuestros hijos y nietos estudien, y viendo cada día como nos echan de nuestras casas unos bancos que han sido rescatados con el dinero de todos.

Los recortes a la dependencia suponen que cientos de miles de personas hayan visto deteriorada su situación. Pena da hablar de las pensiones y del Salario Mínimo Interprofesional. Ahora nos recortan las libertades y atentan contra los derechos de las mujeres con la reforma de la ley del Aborto. En fin, un panorama desolador.

Hoy nos venden la idea de que ya se ve la luz. Nosotros presentimos, como en la canción de Aute, que tras la noche vendrá la noche mas larga. Esto sólo lo cambiamos si hacemos ver a la ciudadanía el engaño, el fraude y la manipulación de que está siendo objeto. No nos vale irnos a casa después de la manifestación y ya está, tenemos que hacer un poquito más, no sea que por pensar que vamos a hacer poco no hagamos nada. Arropemos a los colectivos que luchan por que esto cambie.

Hay una clara intención de normalizar la pobreza y así el gobierno instrumentaliza a algunas ONGs para reconocer institucionalmente la pobreza y dejar las soluciones en manos de la caridad y la solidaridad e, incluso, utiliza un programa de la televisión publica para tal fin. ¡Nunca dejaciones de funciones por parte de una administración habían llegado tan lejos!. ¡Basta ya!

No creemos en este gobierno, porque es el gobierno de la mentira, deslegitimado por incumplir el programa electoral y por los casos de corrupción que le rodean. Sabemos que no van a dimitir, por lo tanto pongamos las bases para mandarles a la mierda.

No sería bueno terminar sin aportar una propuesta de solución que no es nueva a la crisis de valores y económicos y que ponga fin a la miseria y a la explotación. Tenemos que empezar ya a hablar de la Renta Básica, como el arma que garantice la dignidad y acabe con la esclavitud y la explotación. Los paraísos fiscales avalan de sobra la viabilidad de esta posibilidad aunque, ahora bien, hacen falta políticas y políticos con proyectos de generosidad y no títeres al servicio de usureros y especuladores.