martes, 3 de octubre de 2017

Alberto Garzón sobre el discurso del rey sobre la situación en Catalunya

 

El discurso de hoy alienta la confrontación y aleja una solución democrática y pacífica que otros y otras seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas

Acabo de escuchar el discurso del ciudadano Felipe de Borbón. No negaré que esperaba un discurso equilibrado y medido que pudiera contribuir a solucionar el conflicto. Conozco personalmente al jefe de Estado. He conversado con él en varias ocasiones y sé que piensa las cosas antes de hablar. Hoy, sin embargo, me temo que le han asesorado sus enemigos. Su discurso ha sido lamentable, y su tono antipático y hostil. No ha estado a la altura del momento político. En vez de puentes, el jefe de Estado ha puesto un frontón que alimenta la tensión y el conflicto tanto en España como en Catalunya.

Atravesamos una grave crisis de Estado, y en Catalunya existe un problema político que se ha gestado a lo largo de muchos años. Millones de personas se han movilizado en Catalunya para demandar una votación sobre su futuro. El 80% de la sociedad catalana suscribe esa reivindicación, incluso para votar NO a la independencia como haríamos las gentes de Izquierda Unida. Estos son hechos que no se pueden ignorar. Pero hoy el ciudadano Felipe de Borbón no ha hecho ni una sola mención a ello. Se ha limitado a replicar el discurso del corrupto presidente del Gobierno, el señor Mariano Rajoy, cuya posición es absolutamente insostenible. Ningún problema político de esta naturaleza puede resolverse a golpes contra miles de personas pacíficas. Ningún problema político puede resolverse sólo con jueces o policías. Sólo el diálogo y el entendimiento es el camino.

Sin embargo, el Jefe de Estado no ha pronunciado ni una vez la palabra diálogo. Tampoco ha dicho nada sobre los más de 800 heridos del 1 de octubre. Mucho menos sobre la inmensa movilización pacífica del 3 de octubre, o de todas las precedentes. Ha tomado la peor decisión de todas en estos momentos: ignorar la existencia de un conflicto político haciendo creer que es un simple problema de orden público. Se ha enrocado y, envolviéndose en una Constitución que ya no representa a toda la sociedad, se ha puesto en la primera línea del bloque reaccionario. Irresponsable actitud que, hay que insistir, se ha acompañado de un tono bronco e indeseable para estos momentos.

El discurso de hoy alienta la confrontación y aleja una solución democrática y pacífica que otros y otras seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas. El ciudadano Felipe de Borbón está preparando el terreno para una intervención durísima contra Catalunya por parte del Gobierno más corrupto de toda la Unión Europea. ¿Cuándo entenderán que eso no va a solucionar absolutamente nada?

La monarquía es una institución anacrónica. Y si no es parte de la solución, es parte del problema. Los que queremos una solución responsable y negociada no estamos representados en las palabras y actitud del actual Jefe de Estado. Y hoy, con más argumentos que nunca, decimos: ¡Viva la República!